martes, 24 de julio de 2012

Cocuy Julio 21

Se que hace mucho no actualizo el blog , que esto dejó de ser un reto porque el número de publicaciones están en mi contra, pero quería que esta publicación quedara registrada porque ha sido una experiencia que jamás olvidaré.

Empezaré diciendo que todo comenzó el viernes patrio a las seis de la mañana en el portal norte de Bogotá. Me sorprendió gratamente la puntualidad de quienes me acompañaron a pesar de la distancia de unos y el guayabo de otros. Al final logramos llegar a Duitama muy temprano para abordar el pedazo de bus que nos llevaría a El Cocuy a eso de las doce del mediodía. Después de tres horas de espera en mi amado pueblo arrancamos a uno de los viajes más largos e incómodos que habíamos tenido los cinco mazoquistas.

Hay algo que suelo hacer en los viajes , y es no dormir, todo porque me gusta mirar el paisaje y así conocer más a Colombia. Fueron pocas las fotos que tomé por la velocidad del vehículo. En conclusión fueron más de seis horas en las que sentí que subía montañas como nunca , otro dato fue la compinchería del conductor con todas las personas que se le cruzaron por el camino.

Una vez llegamos al pueblo procedimos a registrarnos en el hotel que habíamos reservado, este de aspecto colonial se destacaba por el adorno de ropa en cada uno de sus balcones y el crujido rechinante del piso en madera. El lugar estaba lleno de gente y se destacaban españoles, gringos y los vecinos de mi primo que a las 4 de la mañana despertaban a la gente con heavy metal.

A las cinco de la mañana estábamos listos para una hora más de recorrido en una Chevrolet dmax en la que nos tocaría de compañeros a dos gringos que llevaban 3 y 13 meses viajando por sur América,  esta vez El Púlpito y los otros picos serían su travesía por cuatro días. Ellos se quedaron en un punto del camino y no los volvimos a ver.

Cuando llegamos al parque fuimos recibidos por una changua,  un pan y una taza de agua de panela todo por un valor de 10.000 pesos.

Lo que seguía era una larga caminata que podía ser un poco más suave si alquilábamos caballo hasta cierto punto, aunque mi terquedad no lo permitió. Ahí empezó el sufrimiento.

Los lugareños dijeron que el recorrido duraba seis horas entre ir y volver hasta el punto donde estaba la nieve. (Mentira)

Arrancamos los cinco ilusionados por lo que el paisaje nos mostraría, el recibimiento fue grato ya que se vería un recorrido de agua definido por plantas de frailejón a cien o doscientos metros de distancia. Ahí empezaron las fotos a aparecer.

Mientras más nos alejábamos más duro era el trayecto, la superficie plana iba desapareciendo y los obstáculos de naturaleza nos saludaban. Después de dos horas de recorrido mi primo que estaba alejado de nosotros decide no continuar por varias molestias de corazón, náuseas y tobillo. Eramos tres ahora y dos se quedarían sin comida. La motivación de llevávamos se daba por querer ver y sentir algo nuevo ya que la montaña de solo piedras se veía interminable.

En el recorrido paramos a comer un sanduche de pollo con algo de gaseosa, había otro grupo de amigos que estaban en las mismas condiciones. Pudimos recorrer una parte nueva que se caracterizaba por las lajas y el agua que la recorría. Era algo de mucho cuidado y que requería respirar con inteligencia.

Más adelante encontramos un punto que por lo visto en un pasado estuvo cubierto de nieve, es decir que antes cumplir la hazaña era más fácil, pero ibsmos por retos y eso no importaba. La vista era engañosa y hacía suponer que las piedras a continuación de color gris y blanco eran la meta.

Cada personaje que descendía daba ánimos mencionando el tiempo que faltaba para coronar. Era esperanzador y a la vez daba rabia por las distintas versiones de los escaladores. Cuando por fin llegamos era tanto el frío, las caras tan entumecidas y los dedos tan hinchados y petrificados que no hubo casi tiempo para tener contacto con la nieve, solamente cinco fotos y dos cortos vídeos para demostrar el logro y la dedicación a seres queridos. Ahora el descenso debía ser rápido si queríamos que Doña Miriam nos llevara de vuelta al pueblo. Esta vez yo fui el guía y logré bajar el tiempo de descenso a cuatro horas, lo que era bastante ,  aunque el terreno no se prestaba para más por estar tan enlodado e inestable.

Fue necesario alquilar un caballo para pode subir hasta donde nos esperaban. Finalmente unacobija tres tigres nos pudo mantener calientes dentro de la camioneta; ahora un apuro más : el bus de vuelta salía a las 6pm y eran las 5:20 y estábamos a una hora distancia. El resultado: perdimos el bus, aunque no el tiquete,  esta vez viajaríamos a las 4am y tendríamos que alquilar habitación en otro hotel. Eso hicimos y pensábamos era lo mejor que nos pudo pasar teniendo en cuenta que el frío estaba latente, y estábamos ligeramente embarrados y empapados.

A las 4am salimos de ese pueblo unos quedaron grandes experiencias por contar. El viaje no fue malo, solamente no pensábamos que sería difícil,  agotador y lleno de contratiempos y choferes conchudos que andaban a la velocidad que les daba la gana y ponían el mismo disco de música romántica tres veces con un volumen infernal a la madrugada.

Como recomendación debo decir que hay buenas oportunidades para poner negocios de equipos de escalar,  souvenirs y demás porque ahí los veo graves.

Me queda decir que he omitido el 90% de lo que pasó y que si alguien me pregunta en el blog seguramente le contestaré para que se anime y vaya con 200.000 entre el bolsillo si viaja desde Bogotá. Y si quiere ver fotos me puede buscar en Google + (santiago ayala alarcon) mi foto es la de wally.

Pdta: espero actualizar pronto el blog.


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